
Término municipal: Formentera. Fincas o caminos cercanos: Can Blai. Acceso: Fácil acceso desde la PM-820. Tipo de yacimiento: Fortificación romana. Interés: El vestigio más importante de la ocupación romana de Formentera. Proyección: La posibilidad de que en los espacios aledaños se realicen más hallazgos relacionados.
Nos encontramos ante una pequeña fortificación levantada en la etapa final del Imperio Romano en la franja central de la isla de Formentera.
Concretamente, lo que se conserva del castellum es una figura cuadrada vista en planta, de 40 x 40 m, de la que sobresalen cuatro torres de forma rectangular y algo trapezoidal más una quinta torre que protege una poterna en el muro noroeste. El castellum era una obra defensiva pero que, en este caso, plantea dudas para su interpretación histórica. Lo que está claro, es que se trataba de un edificio de época romana, tanto por su estructura como por la técnica constructiva, y que pertenece a un periodo de la época imperial romana.
El sistema constructivo de Can Blai es el emplectón, una técnica griega que renace a inicios del siglo IV después de Cristo en el bajo Danubio. Muchos fortines y murallas construidos de esa manera son de finales del siglo III d.C., o principios del IV.

Los estudios realizados permiten sostener la hipótesis de que en base al estilo constructivo de la fortificación y a las monedas encontradas en las Pitiüses, Can Blai habría estado activo durante un tiempo máximo de cuatro años, entre el 308 y el 312. Podría haber sido un punto de vigilancia costera en la defensa imperial del Baelaricum Mare, construida a instancias de autoridades externas de la isla.
En 2014 la investigación del yacimiento dio un giro muy importante con el hallazgo de un muro que compartimenta una parte del yacimiento y la presencia de un resto de cerámica procedente del norte de África, que permitió determinar que esta construcción no databa del siglo III como se estimaba hasta entonces, sino del siglo IV después de Cristo.

Todos los indicios apuntan a que la puerta debía ser de doble arco, construido «con piedras de cierta entidad», y que por ello no aparecen los cimientos de piedra de este único acceso, cuya existencia fue demostrada tras hallar una tachuela metálica que formaba parte de la puerta.
Se cree que la fortificación romana estuvo ocupada y fue arrasada por la erosión, pero también por la recuperación de piedras y losas durante la época islámica.