Término municipal: Alaior. Fincas o caminos cercanos: Carretera de Sant Climent a Cala en Porter. Acceso: libre y gratuito todo el año. El aparcamiento se encuentra aun kilómetro del yacimiento Se puede dejar en parking de tierra próximo a la finca. Tipo de yacimiento: Necrópolis. Interés: Numerosos hipogeos funerarios de distintos tipos Proyección: Sólo cabe una protección eficiente frente a la turistificación.
El paraje de Calescoves fue usado como fondeadero a partir de los siglos IV-III a.C., y consiste en un entrante que se bifurca en la desembocadura de dos torrentes: Biniadrís, desde el que accedemos, y Son Domingo, que se encuentra al otro lado de la ensenada. En total se encuentran un total de 91 cuevas de enterramiento que fueron escenario de los rituales funerarios de las comunidades prehistóricas de Menorca durante casi 1.500 años. Las mayores concentraciones se registran en la ladera más oriental del barranco de Biniadrís y en el promontorio que separa ambos torrentes.
Calescoves es, sin embargo, mucho más que la necrópolis. Aquí se encuentra un pequeño santuario de época romana, un reducto fortificado y restos de cuando fue un importante fondeadero de los barcos que venían a comerciar con los habitantes postalayóticos.
Al acceder desde el barranco de Biniadrís lo primero que veremos será una pequeña cueva natural cerrada por un muro ciclópeo construido en época naviforme. Es la cueva número 77 conocida como “Es Fornet”, es del tipo II, el menos numeroso de los tres tipos que se pueden encontrar en Calescoves.
Las cuevas de tipo I
Estas cuevas fueron excavadas en la roca seguramente en la época prototalayótica. Son las más antiguas y las podemos localizar al llegar a la cala en el acantilado que se alza sobre la orilla este de la cala de Biniedrís, la primera de las dos calas que forman Calescoves.
Existen alrededor de cuarenta cuevas de este tipo, de difícil acceso. Tienen un portal semicircular o rectangular apaisado y una planta más o menos circular de reducidas dimensiones.
Fueron espacios de enterramiento colectivo donde se introducían los cadáveres acompañados de una serie de objetos a modo de ajuar. Entre el ajuar destacan los objetos de bronce como puntas de lanza, cuentas bicónicas, pectorales, torques, brazaletes y diferentes tipos de anillas y punzones. En el interior de este tipo de cuevas también aparecen diversas formas de recipientes cerámicos de producción local, y objetos de hueso como po punzones, agujas y nos discos de pocos centímetros de diámetro decorados con círculos concéntricos incisos que servían de tapas de unos pequeños contenedores rituales que contenían mechones de cabello de algunos difuntos.
Las cuevas de tipo III
Las cuevas estándar de tipo III son de fácil acceso, portal rectangular vertical y techo alto y plano. Su interior es espacioso y puede estar delimitado por alguna pilastra adosada incluso con varios ámbitos y tener capades de moro o banquetas ahondadas en las paredes. En el exterior, algunas presentan un patio excavado en la roca, posiblemente para realizar algún tipo de liturgia funeraria.
En algunas cuevas de tipo III se practicó el ritual de la cremación bajo una capa de cal, por eso muchos huesos fueron recuperados carbonizados. En el ajuar aparecen objetos de bronce y la incorporación de nuevos elementos como cuchillos, espadas y brazaletes de hierro, cuentas de collar de pasta vítrea y un mayor repertorio de piezas cerámicas, tanto de producción local como importadas.
Con el paso del tiempo, muchos de estos hipogeos han sido reutilizados como viviendas estacionales o refugio de pescadores, lo que ha supuesto su transformación y la pérdida de materiales arqueológicos.